viernes, 28 de octubre de 2016


FALTAN DOS DÍAS PARA BUSCAR UN ALEPH

 - Capítulo V -

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(balcón en el perímetro de nuestro juego: Hipólito Yrigoyen-Paseo Colón-Garay-Bernardo de Irigoyen)


"...una esfera infinita 
cuyo centro está en todas partes 
y su circunsferencia en ninguna"


CAPÍTULO V

La misma mañana en la que recogí la convocatoria de la librería recordé un pasatiempos que me inventara a inicios de 2002. Forzado a la desocupación laboral me dediqué por entonces a recorrer Buenos Aires buscando detalles callejeros deslizados en la literatura. 

Un amigo me reprochó que mis referencias eran demasiado convencionales. No me importó. Merodeé la iglesia redonda de Belgrano en busca de una ventana, aunque nunca me gustó "Sobre héroes y tumbas". Los cuentos de Mujica Lainez fueron otra cantera de mi juego. Invertí la regla en una ocasión con el pasaje Barolo (el edificio de avenida de Mayo se edificó para hacer aparecer a la divina Beatriz en la ciudad y no al revés).

Por supuesto, también resultó inevitable recorrer la calle Garay al acecho del lote en el que se levantara la casa ya demolida de los Daneri. En "El cantor de tangos", Tomás Eloy Martínez especulaba con una pensión a unas seis cuadras de Garay y Bernardo de Irigoyen. Pero la clave de su ubicación me la dio un error.
  
Aquella casa del latoso Carlos Argentino, el relato todo, habían sido dictados a una mujer amada. Alguna vez leí, o creí leer, que ella, quien nunca lo amó, vivía en la calle Jujuy. Bastó olvidarme del mapa geográfico para pensar en el mapa del lenguaje. Entonces vi que la misteriosa edificación con su sótano, y el maravilloso escalón decimonoveno, estaban ubicados en estas exactas coordenadas:  

consonante - vocal - consonante - vocal - "Y"

No hay calle sin transliteración, me dije. Al menos no en ese mínimo lugar donde caben todos los sitios del mundo. 

Ante la incertidumbre de lo que el concurso espera de mí (... ¡hacer resonar un nombre!), no encontré otro camino que el de arriesgar mi carta: decidir cuál es el esqueleto de "Isidro Lorea". ¿Vocal-consonante-vocal-"DR"-vocal?, ¿o bien una serie aleatoria culminada con un falso diptongo?... 

Arriesgar mi carta. Tal vez dar con una maravilla pequeña, inadvertida, acechando en el lugar mismo por donde pasamos todos los días. 

Poco importaba a esta altura que no fue ella, sino Macedonio Fernández quien viviera y dejara sus tesoros escritos escondidos en la calle Jujuy.

Y allí fue mi naipe, jugado en las calles de la lengua. 

Guillermo Cabado

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